¡Buenas!
Bienvenidos a mi
planeado y requetepensado blog de cocina y cosas varias.
Llevo sin exagerar
años con este proyecto en la cabeza, por eso estoy tan contenta de
empezar ya y publicar este, mi primer post.
Lo cierto es que me
muevo por el mundo de los blog como pez en el agua, son mi referencia
y mi consultor de cabecera a la hora de resolver dudas, inspirarme y
por supuesto aprender. Y por eso tenía tantas ganas de tener uno
propio, para haceros llegar por esta vía mis recetas, con las que
muchos de vosotros, amigos, ya disfrutáis cuando venís a casa o
cuando nos juntamos por ahí o cuando me encargáis algún pedido.
Esta va a ser la
forma de que todos podáis hacer lo que yo hago en vuestra casa.
Mediante este sitio os voy a dar a conocer a todas esas personas que
me han enseñado prácticamente todo lo que sé: blogueros,
profesores, cocineros de prestigio, etc.
Y por supuesto, en
este primer post lo tengo que empezar por el principio. Mi primera
profesora/mentora/cocinera de referencia es sin duda mi madre. Uno de
mis primeros recuerdos en la cocina es un sábado o domingo por la
tarde ayudándole a preparar un delicioso bizcocho de yogur, batiendo
los ingredientes, engrasando el molde con margarina, rebañando el
bol con los dedos y por supuesto la dulce espera mientras el
resultado se gestaba en el horno.
Nunca te da por
pensar en aquella época que algo tan simple y a la vez tan bonito se
vaya a quedar a fuego en tu memoria. Concretamente ese olor, el olor
a bizcocho recién horneado, dulce, cálido y confortable. No creo
que haya nada parecido en el mundo.
Por eso, aunque
sencilla, la receta que os traigo hoy es una de las más especiales
para mi. La llamamos así porque nos la pasó una prima de mi madre
que la da el nombre. Y estoy convencida de que muchos de vosotros
tendréis ya una receta de este tipo con proporciones muy parecidas a
la que recurriréis con frecuencia. Para los que no, aquí os paso
una receta y también lo que confío podrá ser para vosotros ratos
de estar en casa, con vuestros seres queridos, momentos de compartir
vivencias y de estrechar lazos como los que yo tendré con mi madre
para siempre.
¡Espero que os
guste!
Bizcocho Mari
Carmen
- 1 Yogur (del sabor que más os guste)
- 2 Huevos
- Aceite de Oliva Suave o de Girasol: una medida del vasito
del yogur
- Azúcar Blanca: 2 vasitos
- Harina de Trigo: 4 vasitos
- Leche (entera, semi o desnatada; la que gastéis en casa): 2
vasitos
- 1 Sobre de Levadura Royal
- Lo primero es encender el horno; es importante que esté caliente
cuando metamos el bizcocho. Cada uno de nosotros tenemos un horno
distinto, pero lo normal es poner calor arriba y abajo, sobre los
180º. Si vuestro horno tiene mucha potencia o se os queman las cosas
en seguida lo mejor es que lo pongáis más suave, en torno a los
150º.
- Después engrasamos el molde con margarina o mantequilla. Echaremos
también una pizca de harina y la haremos moverse por el recipiente
para formar una ligera película. Yo soy partidaria de los moldes
grandes y bajos, porque los que son altos y estrechos son más
delicados a la hora de hornear y a veces suben muy rápido y al rato
se bajan y se hunden por el centro.
- Lo ideal es tamizar la harina con la levadura. Si no tenéis un
tamiz podéis hacerlo con un colador. Es un poco rollo pero os
aseguráis de no dejar grumos de harina en la mezcla.
- Y ahora sí, vamos a batir. Lo primero son los huevos, el yogur, el
aceite y el azúcar. Poco a poco e integrándolos bien. Podéis
hacerlo a mano o con una batidora eléctrica. El hecho de que salgan
burbujitas significa que estamos poniéndole aire a la mezcla,
eso es bueno.
- Después alternamos el harina con la leche, incorporándolo bien
hasta que esté todo integrado. Este es el momento de personalizar
nuestro bizcocho: podéis echarle ralladura de limón, naranja o
lima, o algún aroma concentrado, como vainilla, toffee, etc.
También podéis añadir trocitos de chocolate o frutos secos:
almendras, nueces, pasas, ¡lo que queráis!. Si añadís fruta, como
plátano o manzana troceada, lo ideal es pasarla ligeramente por
harina previamente para que no se hundan y se nos vayan al fondo del
molde.
- ¡Al horno! Lo normal es hornear unos 30 minutos a 180º pero ya os
digo que depende de cada horno. Pasado ese tiempo hay que pincharlo
con un palillo para ver que esté bien cocido por dentro. Si sale
crudo debéis dejarlo un rato más con cuidado de no olvidaros, no se
os vaya a quemar. Si la parte superior se os empieza dorar demasiado
podéis cubrirlo con un papel de aluminio pero es preferible no abrir
el horno demasiado.
- Cuando esté listo, dejamos enfriar y ¡a disfrutar!
- Si queréis rellenarlo podéis cortarlo por la mitad con un
cuchillo de sierra o hacerlo de otra manera: antes de hornear, forrad
una bandeja de horno con papel para hornear. Extended la mezcla con
una espátula y al horno. La ventaja es que sale muy fina y se hornea
muy rápido, pero no queda reseco. Después podéis cortarlo con la
forma que queráis: redondo, cuadrado, corazones…
- ¡No se os ocurra tirar lo sobrante! Desmenuzadlo y mezcladlo con
mermelada, queso crema o nocilla. Haced bolitas y
regrigeradlas. Después podéis bañarlas en chocolate fundido al
baño maría y dejarlas enfriar de nuevo.
- Con esta receta también podéis hacer magdalenas, que salen
igualmente riquísimas.
En fin, espero que os haya gustado y que probéis a hacerlas en casa,
al menos una de las muchas variedades que os propongo.
¡Nos vemos en el siguiente post!
¡¡Besitos!!
Boira
No hay comentarios:
Publicar un comentario