domingo, 29 de noviembre de 2015

Soy un juguete del destino

Llevo tiempo queriendo compartir con vosotros la receta que os traigo hoy pero no ha habido manera.

Hay veces que las cosas se tuercen, por lo que sea. Los planes cambian, como si fuesen paradojas de su mismo ser y no fuesen capaz de ser planeados. ¿Hasta qué punto tenemos control sobre nuestras vidas?

Cada día me doy más cuenta de que más bien poco por no decir nada.

Ya lo decía mi buen amigo Shakespeare: "¡Soy un juguete del destino...!"


Y qué podemos hacer, nosotros, seres humanos cada vez menos humanos que seres, ante semejante vaivén que la vida nos quita y nos da.

Pues eso, vivir. Mientras tanto, vivamos.

A lo que voy es que, los que me conocen bien lo saben, cuando algo no me sale me enfado sobremanera.

No lo puedo evitar: me sale la niña pequeña que llevo dentro, me enfurruño y lo mando todo a la mierda, con perdón.

Pero la verdad verdadera es que, desde hace unos años, este aspecto está cambiando. Poco a poco; Roma no se hizo en un día.

Y este pequeño gran cambio en mi se debe a Mario. No conozco a nadie más cabezón en el buen sentido que él. Cuando se propone algo, cuando quiere hacer algo, no para hasta conseguirlo. Su tenacidad no deja de sorprenderme día tras día. Y, en estos casi cinco años que llevamos compartiendo todo, yo soy uno de esos asuntos que no deja de lado hasta que se sacan. Él es el responsable en gran parte de este blog. Han sido literalmente años los "deberías hacerte un blog" que han salido de su boca día si y día también.

Él me ayuda cuando estoy hasta arriba, corta, pica, rehoga, monta platos, estira fondant como nadie, se encarga de la logística y me busca huecos cuando la cocina se va de viaje y no queda un sólo rincón donde dejar un plato o ya no hay más tenedores limpios. Y sobre todo tira de mi cuando sabe que voy a tirar la toalla. Él no me deja flaquear. Él hace que siga insistiendo cuando ya estoy hasta las narices. Él hace que yo quiera ser mejor, como él.


Y para él va este post y esta deliciosa receta, una de sus favoritas, con la que me gusta pensar que, en parte, le conquisté.

Y por supuesto para vosotros, para que la disfrutéis también y os acordéis de mi cuando la preparéis para otra persona, para alguien a quien queráis sorprender, para alguien que os haga querer ser mejor...


Burritos Boira (2 pax)

- 400 g Carne Picada, la que queráis
- 300 ml Tomate Frito
- Pizca de Sal y Pimienta Negra
- 1 Cdta. Ajo en polvo
- 1/2 Cdta. Cebolla en Polvo
- 1/2 Cdta. Orégano
- 1 Cdta. Curry
- 1 Cebolla grande
- 3 Cdas. Azúcar
- Chirrín Aceite de Oliva
- Queso rallado, al gusto
- 4-6 Tortitas de trigo


- Lo primero es pelar la cebolla, picarla en juliana, osea, en tiras, y ponerla a pochar con una pizca de aceite y un poco de sal. Hay que hacerlo despacio, removiendo cada poco. Pasados 20 minutos, añadimos el azúcar y dejamos otros 10 minutos más.


- Después ponemos otra sartén con aceite, doramos la carne picada a fuego medio-alto junto con la sal y la pimienta.


- Cuando esté casi toda ya con otro color, añadimos el resto de las especias y finalmente el tomate frito.


- Bajamos el fuego y dejamos que la salsa espese, que reduzca hasta que esté casi seco.


Ya solo quedan montarlos y disfrutar:


Obviamente podéis meterles lo que queráis, pero a nosotros nos gustan así.


Son perfectos para tomar con amigos, cada uno rellenándolos a su gusto.


¡Y por supuesto con unos ricos chupitos de Tequila! ¡¡Fiesta Mexicana!!


¡Me despido ya! ¡Nos vemos pronto!


¡Besos con limón y sal!

Boira

No hay comentarios:

Publicar un comentario