viernes, 8 de enero de 2016

De lo que es normal, de lo que no y de lo que mola ser diferente

Hace veinte años, cuando era una niña, me consideraba normal. Quizás no era exactamente igual a mis compañeras pero no me preocupaba.  Al fin y al cabo nuestro sino en aquél momento era jugar, ir al colegio, quedar con los amigos para ir al cine y poco más.


Después, en la adolescencia, todo se hizo más complicado. En clase empezaron a destacar una serie de personas que llevaban la voz cantante y era casi obligatorio, si no ser como ellos, sí no destacar por nada "extravagante" ni salirse de "lo normal" si querías sobrevivir. Y yo por aquella época no es que fuese demasiado rara (me gustaba leer y escribir, el buen cine, los Beatles, sacaba buenas notas, pero poco más fuera de lo común), pero recuerdo que me pateaba muchísimo que aquellos matones de poca monta hiciesen la vida imposible a los que éramos algo diferente. Ser un friki era algo terrible...

Segusabíae muchos de mis compis de entonces lo habéis pensado también, éramos muchos y nos podíamos haber aliado y plantarles cara. Pero daban miedo, eso es así, y a nadie se nos pasó por la cabeza siquiera intentarlo.

La verdad es que en mi no hicieron demasiada sangre, ellos sabían muy bien con quién debían meterse y con quién no. Pero tampoco tuve el valor muchas veces de sacar la cara por mis compañeros más acosados. Ahora esto tiene un nombre, Bulling. Entonces era simplemente acoso y derribo por los que eran diferentes, por los empollones y raritos.

Y si bien en la actualidad el Bulling puede ser más duro y llegar más lejos que entonces, ahora me da la sensación de que los niños y adolescentes diferentes lo son a mucha honra y eso me encanta. Cuando nosotros éramos críos no estaba nada bien visto que te gustasen los comics, Star Wars, los grupos y cantautores alternativos, la literatura fantástica o de cualquier tipo, la informática y hasta los videojuegos. Pero desde hace unos años veo que gente de todo el mundo y de todas las edades se vuelven locos y celebran el lanzamiento de películas, libros, juegos, etc. como lo más normal del mundo.


Lo diferente se está volviendo normal pero entonces lo que era normal antes... ¿lo sigue siendo? ¿Qué es lo mainstream y qué es ya lo freak? ¿Es todo esto una moda pasajera? ¿Qué pasa con los Hipsters, los primeros de todos, siguen siéndolo o ahora son otra cosa?

Sinceramente, me da lo mismo mientras se respete a todo el mundo.

El día de Reyes me regalaron una Kitchen Aid, la máquina de las máquinas, la batidoramezcladoraamasadora por excelencia, lo profesional del profesional. Y no lloré por vergüenza pero sin duda fue uno de los días más emocionantes de mi vida. Durante años soñé con tener una y sabía que antes o después lo haría. Pero la verdad verdadera es que no me la esperaba para nada. Es sin duda una de las sorpresas más grandes que me han dado nunca. No se puede estar más agradecida ni más feliz. Soy la niña grande más afortunada del mundo. ¡¡¡Gracias!!!


Con esto quiero decir que a cada uno nos hace feliz cosas de lo más dispares. Estos días en las redes sociales mis amigos, vosotros, habéis colgado fotos de vuestros regalos y sin duda han sido muchos y muy variados. Videojuegos, merchandising de todo tipo, ropa, música, aparatos electrónicos...

Como dice mi buena amiga Carmen, aquí cada cual con sus cosas, a ser felices, a respetarnos y a disfrutar de la vida.

El caso es que como comprenderéis, era necesario probar mi preciosa KA. Espero que os guste la receta y la preparéis en casa, no necesitáis una Kitchen Aid para poder hacerla: a mano o con cualquier otra batidora obtendréis el mismo resultado. ¿Por qué la deseaba tanto yo entonces? Pues porque soy así de rara y me gusta...


Bundtcake de Plátano y Chocolate - Receta de Bea Roque

- 75 g Mantequilla
- 250 g Azúcar
- 2 Huevos
- 1 Cdta. Esencia de Vainilla
- 3-4 Plátanos maduros
- 250 g Nata Fresca
- 250 g Harina
- 1 Cdta. Bicarbonato
- 1 1/4 Cdta. Levadura Química/Impulsor
- 1/2 Cdta. Sal
- 100 g Chips de Chocolate


- Tamizamos junto la harina, el bicarbonato, el impulsor y la sal. Reservamos.

- Pelamos los plátanos y los ponemos en un plato. Los machacamos con un tenedor hasta hacer un puré y reservamos.


- Si tenemos molde rígido lo engrasamos con aceite o spray desmoldante. En mi caso, al ser de silicona, no he puesto nada.

- Batimos la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar. Debe quedar blanca y con textura de helado.

- Añadimos los huevos semibatidos de uno en uno, dando tiempo para que la mezcla lo incorpore.

- Añadimos la vainilla y el puré de plátano batiendo bien hasta que se mezcle todo.

- Incorporamos la harina en tres partes intercalándola con la nata fresca. Este tipo de nata también conocida como Crème Fraîche la podéis encontrar en Mercadona. 

- Cuando la mezcla esté bien integrada añadimos las chips de chocolate y las incorporamos con una espátula.

- Vertemos la mezcla en el molde y alisamos la superficie.


- Horneamos 50-55 minutos a 170º calor arriba y abajo. Mi horno es muy potente y a mitad de cocción le he bajado a 150º, eso como veáis. Pasado ese tiempo pinchamos con un palillo para asegurarnos de que esté bien cocido.


- Al sacarlo del horno lo ponemos aún con el molde sobre una rejilla. Pasados 10 minutos desmoldamos con cuidado y dejamos que termine de enfriar boca abajo sobre la rejilla.


 Os va a encantar, la textura es húmeda y muy jugosa. Y el sabor a plátano es brutal.


Otra opción muy buena es sustituir las chips de chocolate por nueces troceadas y una cucharadita de canela.


¡Me voy ya! ¡¡Feliz finde!!


¡Besos dulces!

Boira 

No hay comentarios:

Publicar un comentario