domingo, 17 de enero de 2016

Último viaje a Hogwarts

El pasado lunes retomamos las clases y la verdad es que ha sido una semana de altibajos. En honor a la verdad he de decir que es la tercera vez que rehago este post. He tenido varios problemas, cosas que se tuercen, imprevistos, etc. De ahí la tardanza en publicar que no es habitual en mi. Yo os iba a hablar del instituto, de que hemos empezado la segunda y última evaluación. El último trimestre lo pasaremos haciendo las prácticas en las empresas por lo que en realidad no nos queda casi nada de curso. Siempre que vuelvo y empezamos nuevo trimestre me siento como si regresase a Hogwarts.


Por eso el título del post. Y aunque sé que volveré por el instituto cantidad de veces después de esto, cada día que pasa me acerca más a la terrible despedida que antes o después llegará. No puedo evitar que me entristezca profundamente pero también quiero pensar que otras cosas muy buenas vendrán después. No quiero despertar cada día sufriendo porque esto se acaba, quiero acostarme cada noche sabiendo que he disfrutado al máximo.


Demasiadas cosas tristes pasan cada día en el mundo. Como por ejemplo la pérdida del gran Alan Rickman, al que siempre he admirado y que me ha afligido especialmente. Lo que os decía una semana de contrastes llena de emociones de todo tipo.

Always...

Y hablando como os decía de Hogwarts y el universo Harry Potter, que creo no os lo había dicho antes, me enloquece, me ha dado por pensar qué comerían un día cualquiera en la escuela de magia y hechicería más famosa del mundo. Yo aún no he visitado el Reino Unido pero estoy deseando hacerlo y probar toda la comida típica de allí. Hay quien dice que los británicos no saben cocinar y que si no fuese por la tan abundante comida india que allí se consume morirían de hambre.


Yo no creo que sea para tanto y, quizás los tengo alzo idealizados por la cantidad de literatura en la que me sumerjo con tanto placer, pero estoy loca por tomar el en el Ritz, probar mogollón de scones, tartas y cupcakes y darles una oportunidad a los platos y guisos más tradicionales.


Amigos ingleses, desde aquí os animo a defender vuestra gastronomía. Si es preciso me ofrezco voluntaria para ir y hacer un estudio a fondo sobre el tema.

Esta soy yo 9 de cada 10 veces que cocino

Finalmente me he decantado por algo típicamente inglés acompañado de algo realmente friki. Esta receta está dedicada para todos aquellos que nos hemos quedado huérfanos sin nuestro querido Profesor Snape.



Cerveza de Mantequilla y Pastas de Té

- 1 L Cerveza Negra
- 150 g Azúcar
- 4 Yemas
- 30 g Mantequilla
- 1 Cdta. Esencia de Vainilla
- 1/2 Cdta. Jengibre en polvo
- 1/2 Cdta. Nuez moscada
- 4 Clavos de olor


- Reservamos 100ml de Cerveza y el resto la ponemos a cocer a fuego medio junto con las especias.


- Por otro lado batimos las yemas con el azúcar y la vainilla.


- Pasados 5 minutos retiramos la cerveza del fuego y añadimos esta mezcla. Batimos hasta que se mezcle bien y ponemos de nuevo al fuego a baja potencia.


- Añadimos la mantequilla y mezclamos bien hasta que esté todo homogéneo.

- Por último, justo antes de servirla, batimos la cerveza que hemos reservado para hacer espuma y lo ponemos por encima.


- 400 g Mantequilla
- 200 g Azúcar Glacé
- 1/2 Cdta. Sal
- 1 Cdta. Esencia de Vainilla
- 2 Huevos
- 125 ml Leche
- 550 g Harina


- Lo primero es ablandar la mantequilla en el microondas durante unos segundos en el modo "descongelar" para que quede bien blandita pero no derretida.


- Lo ponemos en la batidora o bien batimos a mano: incorporamos el azúcar tamizado, la sal y la vainilla.

- Cuando esté bien integrado añadimos los huevos de uno en uno a ser posible a temperatura ambiente y después la leche tibia.


- Puede parecer que se corta pero vosotros seguid batiendo que al final se arregla. Si veis que le cuesta admitir la leche podéis añadir una cucharada de harina para ayudarle.

- Por último añadimos la harina tamizada de golpe y batimos a velocidad baja lo justo para que se integre todo bien.


- Ponemos la mezcla en una manga con boquilla rizada del número 12 y tiramos las pastas sobre una bandeja con papel de horno dándoles la forma que queráis.


- Horneamos a 180º durante 10 minutos o hasta que los bordes empiecen a dorarse ligeramente.

- Al sacarlas del horno las dejamos 5 minutos en la bandeja y luego las pasamos a una rejilla para que terminen de enfriarse.

Podéis tomarlas así, junto a un té o una maravillosa cerveza de mantequilla, o bien decorarlas como veis aquí.

Una opción muy buena es rellenarlas con mermelada, chocolate o dulce de leche y pegarlas de dos en dos.


Y si luego las bañáis enteras o por partes en chocolate fundido y las espolvoreáis con coco o almendra granillo no os digo más...


En fin, espero que os guste y lo preparéis en casa.


¡Nos vemos pronto!


¡¡Besos dulces!!


Boira


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