Recuerdo perfectamente la primera vez que probé el pesto.
Fue en uno de los Cien Montaditos; no sé muy bien por qué me dio por pedirlo aquél día: tomate, queso de cabra y pesto en pan de cereales.
¡Flechazo!
Entonces me pregunté cómo era posible que nunca hasta ese momento hubiese probado semejante manjar. Entonces empezó la obsesión por esta salsa verde que de primeras puede provocar rechazo pero que una vez le das una oportunidad genera adicción.
Y es que cuando uno abre la carta de un restaurante italiano, se podrá dudar un poco, pero casi siempre nos acabamos decantando por las que parecen las estrellas de cocina italiana: carbonara o bolognesa.
El pesto, la putanesca y otras salsas parecen relegadas a un segundón plano que casi nunca nos da por explorar.
¿Esto sólo me ocurre a mi?
Por eso el pesto fue la típica lección de madre:
"Pruébalo; ¡si no lo has probado cómo vas a saber si te gusta o no..!"
Y es que en la gastronomía, al final, si nos dedicamos a comer siempre lo mismo, estaremos dejando pasar oportunidades perfectas para sorprender nuestro paladar.
Al fin y al cabo de eso se supone que va esto, ¿no? De disfrutar comiendo, lo de siempre y lo nuevo. Que ni toda la comida italiana son macarrones bolognesa ni en España hacemos solo paella.
La receta que os traigo hoy, no obstante, era éxito seguro basándome en mi propia experiencia: Pan. Pesto. Pan con Pesto. Pan de Pesto.
¿Se os ocurre algo mejor?
Pan de Pesto
- 465g Harina de Fuerza
- 260ml Agua Templada
- 1/2 Cdta. Sal
- 25g Levadura Fresca
- 30ml Aceite de Oliva
- En un bol grande ponemos la harina mezclada con la sal. En el medio incorporamos el agua templada con la levadura disuelta y por último el aceite de oliva.
- Cuando tengamos todos los ingredientes mezclados, lo volcamos sobre la encimera enharinada y amasamos durante veinte minutos hasta que la masa esté elástica.
- Dejaremos reposar en un sitio templado, tapado, hasta que doble el volumen; yo lo dejé un par de horas.
- Mientras tanto hacemos el pesto como os conté aquí.
- Una vez haya doblado el volumen dejaremos salir el aire de la masa y la extenderemos sobre una superficie enharinada con ayuda de un rodillo.
- Extendemos el pesto por encima y lo enrollamos como un brazo gitano.
- Es el momento de darle la forma: echadle imaginación. Yo lo corté a la larga con unas tijeras y he entrelazado las dos partes.
- Lo dejamos reposar una media hora sobre un papel de horno mientras precalentamos el horno.
- Horneamos a 200º durante 25 minutos o hasta que se dore.
¡Y ya tenemos listo nuestro delicioso pan de pesto!
Que me perdonen mis profesores de pastelería y panadería pues no sé si es exactamente un pan en el sentido ortodoxo de la palabra pero está buenísimo.
Es ideal para tomarlo tal cual, para dipear, para acompañar...
Y sobre todo para gozar del propio pesto.
Espero que os animéis a hacerlo en casa y me contéis qué tal.
¡Nos vemos muy pronto!
¡Besos dulces!
Boira
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