viernes, 7 de julio de 2017

Nuestros amantes o cómo las mentiras siempre dicen la verdad

Acabo de ver la película Nuestros amantes.


Decir que me ha gustado sería quedarme corta; como dicen en la peli, no me ha gustado, lo siguiente. Pero no quiero hacer spoilers.

Como sabéis este no es un Blog de cine. Yo no sé mucho al respecto. Es decir, tengo mi criterio, soy bastante exigente y suelo tener claro lo que me gusta y lo que no, pero lo que viene siendo la parte más técnica, encuadres, iluminación y demás, no lo controlo. Cuando veo una peli me suelo dejar llevar por la historia y raras veces, muy pocas, me veo a mi misma diciendo qué buena luz hay en esta escena o esta pieza musical de fondo es un diez o este encuadre o plano rematan la perfección.



Con Nuestros amantes me ha pasado.

Aparte de que el guión me ha parecido una auténtica pasada, fresco, armónico, fluído, poético, si me apuras. Las conversaciones entre la pareja protagonista, además de las que se suceden con maestría entre el resto de personajes, los hacen reales y a la vez imposibles, las típicas personas que te gustaría conocer, poder charlar un rato con ellas y que se te acabase pegando su forma de hablar. Conversaciones de las que no existen pero que sería maravilloso poder tener a diario.



Dejando a un lado esto, para mi gusto, lo mejor de la película, solo puedo seguir alabando el magnífico trabajo de fotografía, localizaciones, el cuidado con el que se ha elegido todo, desde la música, ¡Bravo, Roque Baños!, pasando por el vestuario, maquillaje, peluquería, y acabando en los exteriores. ¿Desde cuándo Zaragoza resulta ser tan bonita y filmable y por qué no hay muchas más pelis rodadas allí?



Mención aparte para el gran descubrimiento de Poochie & Maxi, aka Sweet Barrio, con esa delicadeza en voz y acordes que dan una atmósfera de magia, París, country, cigarrillos, bourbon y jazz. Tengo que admitir, muy a mi pesar, que hasta el incombustible Enrique Bunbury pone su mejor voz a parte del guión en forma de canción maravillosa que no consigo sacarme de la cabeza. Yo, que siempre he renegado de este señor, al final voy a tener que acabar admitiendo que, en parte, me gusta... ¡Quién me ha visto y quién me ve, escuchando a Bunbury a altas horas de la madrugada! Me estaré haciendo mayor...

Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros...

Momento de mencionar a las estrellas de la película. Con permiso del resto, Eduardo Noriega y Michelle Jenner hacen que te creas todo de principio a fin. Pese a su gran sobre-exposición, desde el primer momento consiguen que sus personajes sean reales, redondos, palpables, imposibles y deseables. Enhorabuena por hacer de historias como esta, que ocurren a diario, hora y media de placer, de dejarse llevar y de disfrutar entre ellos, con ellos, de ellos.


Solo me queda felicitar al genial Miguel Ángel Lamata por semejante delicia para los sentidos, por hacer una peli española digna de Garry Marshall, con la magia de las grandes comedias románticas de siempre, las buenas, con la atmósfera del París de Amelie a ambos lados del Ebro y el guión más currado y cuidado que he tenido la oportunidad de disfrutar en años.



¡Me despido ya! ¡Nos vemos pronto!

¡Besos dulces!

Boira

 

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